Chrissie Wellington, considera una de las mejores triatletas de largas distancias de la historia, reveló cuál fue su principal batalla mientras profesional.

“Mi verdadera y gran lucha no fue la dureza de las pruebas IRONMAN, sino mis desórdenes alimenticios que me persiguieron durante muchos años”, afirmó Wellington.

“Tenía 17 años cuando una amiga me confió que se estaba enfermando y le puso la etiqueta de bulimia. Fue la primera vez que lo escuché y esa semilla fue plantada”.

El triatlón fue la solución a su mente enferma desde la adolescencia.

Competir durante más de ocho horas en un IRONMAN requería de más descanso, de una buena nutrición, antes, después y durante la prueba para garantizar el mejor rendimiento.

“¿Estaba reemplazando el control sobre comer con entrenamiento? Sí, por supuesto. Tengo una personalidad controladora y adictiva ¿Podría ser poco saludable? Sí. Lo cual es en parte por lo que necesitaba un entrenador”, aseguró la cuatro veces ganadora del IRONMAN de Hawaii.

Hoy, Chrissie dejó de pensar que el objetivo en la vida no era “estar más delgada, sino estar más fuerte”.

“Aprendí a comer para sacar todo mi potencial. La alimentación saludable se convirtió en mi objetivo y ya no lo he abandonado. El triatlón me enseñó a comer y me salvó como persona”, dijo.