Javier Gómez Noya siente que tiene una deuda pendiente en los Juegos Olímpicos. El que para muchos es el mejor triatleta de la historia sabe que aquella medalla de plata, gigante, pesada que obtuvo en Londres 2012 puede mejorer. En Rio de Janeiro 2016 tenía toda la etiqueta de «FAVORITO» pero un desafortunado accidente en la bicicleta le hizo quedar fuera al fracturarse el codo.

En total ha gando 5 Campeonatos Mundiales de la ITU. No quiere decir que no se encuentre feliz con la plata obtenida en Río, pero quiere retarse, volver a trabajar duro, alcanzar la gloria olímpica.

Tuvo un año 2018 en el que decidió experimentar las sensaciones a las que un triatleta de larga distancia se somente con entrenamientos extenuantes y extensos.

De este último desafío salió con un récord, su debut lo hizo debajo de las ocho horas en Cairns (Australia), y obtuvo un undécimo puesto en el santuario de Hawái, lugar que le dejó descontento y dolido por su resultado debido a su estrategia demasiado arriesgada en la bici, cuando se desfondó.

¿Y ahora? Primero quiere ver si, con 35 años, puede clasificarse para los Juegos de Tokio, y después sueña con colgarse ese pesado oro que tiene pendiente en unos Juegos Olímpicos. El Ironman puede esperar.

“Un oro en los Juegos es lo máximo a lo que puedo aspirar en distancia olímpica y es un objetivo, claro; pero hay un camino largo para llegar hasta allí”

El “Capitán” -como le conocen los triatletas españoles- regresa a un circuito en el que ahora reina su amigo y heredero Mario Mola, ganador de los tres últimos Mundiales, nacido en Mallorca con cuerpo de etíope que a sus 28 años, ya en plenitud, destroza a sus rivales en el tramo final a pie.

“El ironman me ayudó a conocerme mucho mejor, a salir de mi zona de confort. He aprendido de mí mismo”

Así pues, Gómez Noya vuelve a la distancia olímpica siendo otro, con una fortaleza generada gracias a sus largas tiradas de entrenamiento. Hawái puede por ahora esperar. Volverá a Kona, pero lo normal es que no regrese a esa distancia hasta el 2021.

Si todo sale como lo tiene planeado, lo hará con el oro olímpico colgado al cuello.